Matías A. Loewy

BUENOS AIRES, ARG. La Dra. Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), manifestó que la atención centrada en COVID-19 ya empieza a producir efectos visibles en la provisión de otros servicios de salud, con aumento de fallecimientos no atribuibles de forma directa a la infección por SARS-CoV-2 y posible incremento en la incidencia de enfermedades infecciosas y crónicas no transmisibles en la región.

Así lo dio a conocer la funcionaria durante una conferencia de prensa en la que se presentó el informe Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe, elaborado en conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).[1]

«Vemos que se desatienden algunas enfermedades porque los trabajadores de la salud han sido sacados del primer nivel de atención (hospitales) para participar en la respuesta inmediata a la pandemia, mientras la población tiene cierto temor y evita asistir a los centros de atención médica por riesgo de contagio o por desconocer si los servicios se están ofreciendo», destacó la Dra. Etienne.

Asociaciones médicas y distintos profesionales de la salud ya habían advertido de esta situación en numerosas ocasiones. Por ejemplo, el Dr. Victor Tseng, especialista en cuidados críticos y pulmonares en Atlanta, Estados Unidos, vaticinó en un Twitter del 30 de marzo las siguientes tres olas que sobrevendrían a la de casos por COVID-19: la del impacto de la restricción de recursos en la atención de condiciones urgentes no-COVID; la del impacto en la interrupción del cuidado en las patologías crónicas, y la del trauma psíquico y la enfermedad mental.

Pero hasta ahora la OPS no había planteado un escenario detallado de las diferentes repercusiones sanitarias extra-COVID de la crisis, tanto evidentes en la actualidad como de posible manifestación en los próximos meses o años. El panorama es sombrío.

«Los pacientes de nuestra región están muriendo a tasas más altas de lo normal a causa de trastornos tratables. Hoy estamos en riesgo de perder años de logros de salud en solo unos pocos meses», sentenció la Dra. Etienne.

«Un tsunami en efecto retardado»

Un área de preocupación la constituyen las enfermedades crónicas no transmisibles, como las patologías cardiovasculares, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y el cáncer. «Estas enfermedades afectan a población de edad más avanzada, que al tener enfermedades crónicas, presentan mayor riesgo de contraer COVID-19, se enfrentan al riesgo de incumplimiento de los tratamientos por falta de acceso a fármacos, y reciben un nivel de atención deficiente», expresó la Dra. Etienne.

Las enfermedades crónicas no transmisibles matan cada año 41’000.000 de personas, mientras que hasta el momento COVID-19 ha producido 655.000 decesos, recordó la Dra. Bente Mikkelsen, directora del Departamento de Enfermedades No-Transmisibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante una conferencia de prensa para miembros de la World Federation of Science Journalists. «No es para hacer comparaciones, es meramente un dato», puntualizó.

«No causan pánico porque son silenciosas. No figuran en las noticias. No es algo que suceda de la noche a la mañana, son progresivas. Ocasionan muchas muertes en un periodo largo. Es como un tsunami con efecto retardado: va tan lento que pasa desapercibido», destacó en la misma reunión el Dr. Cherain Varghese, coordinador de manejo de enfermedades no-transmisibles de la OMS.

En el mes de junio la OMS presentó los resultados de una encuesta que mostró que más de la mitad (53%) de los 155 países encuestados había interrumpido parcial o totalmente los servicios de tratamiento de hipertensión; 49% los de diabetes y sus complicaciones; 42% los del cáncer, y 31% los de emergencias cardiovasculares.[2]

La Dra. Etienne también se mostró preocupada por el impacto de la pandemia en el campo de la salud mental y de la violencia doméstica.

«Las medidas para prevenir el contagio implican situaciones muy estresantes y provocan problemas mentales, y nuestros servicios de salud mental no están respondiendo a toda la demanda, o la gente no sabe cómo acceder a ellos. Estamos viendo aumento en femicidios y violencia intrafamiliar. Y esperamos aumento en ansiedad y depresión», señaló.

Salud materno-infantil y enfermedades infecciosas prevenibles

Adicionalmente, un rebrote de enfermedades infecciosas prevenibles por inmunización, de otras infecciones desatendidas y de la mortalidad materna, aparece en el horizonte de los efectos colaterales de la pandemia.

«Estamos viendo reducción en los servicios de vacunación: países con coberturas de 35%, o incluso 20%, cuando veníamos de una cobertura realmente alta, de 90% – 95%. Por tanto, tenemos riesgo de brotes de difteria, tos ferina, sarampión y parotiditis, y esto aumenta la vulnerabilidad de los países. Los programas de vacunación son servicios esenciales y están sufriendo», alertó.

La Dra. Etienne instó a los gobiernos a usar otros lugares para los programas de vacunación, por ejemplo, en bancos, para aumentar la cobertura durante la pandemia.

Asimismo, indicó que se espera «aumento repentino» de enfermedades infecciosas desatendidas en países donde se había logrado reducirlas. «Estamos registrando reducción en la detección de casos de malaria, y menor número de pruebas. Sabemos que en la región, donde tenemos una meta para eliminar la malaria en América Central, esto se verá incidido».

«Lo mismo ocurre con el virus de inmunodeficiencia humana y el acceso a tratamientos para tuberculosis. No hay que olvidar que el acceso a estos fármacos depende de su disponibilidad en el país, y tenemos problemas con el transporte internacional de estos productos», destacó la Dra. Etienne.

La funcionaria también señaló que están observando una disminución en la atención materno-infantil. «En un país vimos reducción de 40% en atención prenatal y posnatal, y ya hemos visto aumento de mortalidad materna de 10%. Creemos que en el largo plazo vamos a tener aumento de la mortalidad materna para este año en la región», indicó.

Para hacer frente a estos desafíos, la Dra. Etienne aseguró que se necesita un enfoque holístico de la salud y de los recursos sanitarios, centrado en el primer nivel de atención y siempre prestando atención a los más vulnerables y a la población de escaso recursos. También reclamó un esfuerzo concertado para suprimir la COVID-19, proteger los avances en la salud y hacer frente a la pobreza y las desigualdades

La Dra. Etienne cerró con una alusión al informe conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, entre otras conclusiones, señaló que solo si se aplana la curva de contagio de la pandemia por COVID-19 se podrán reactivar las economías de la región: «La solidaridad debe estar en el núcleo mismo de nuestras actividades. No nos engañemos: crisis como esta tal vez se repitan. Pero sobre las bases de las lecciones aprendidas, espero que estemos preparados de mejor manera».


En: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905739