Cristina G. Lucio

La mutación CCR5 delta 32 no se descubrió en un laboratorio, sino a través de la historia de un hombre al que el VIH no podía infectar.

Ya son cuatro las personas que han conseguido vencer al VIH gracias a un trasplante de células madre. A los conocidos como pacientes ‘Berlín’, ‘Londres’ y ‘Düsseldorf’ acaba de unírseles la paciente ‘Nueva York’, la primera mujer de esta nómina y el primer caso que lo consigue a través de un trasplante de células de cordón umbilical y no de donante adulto.

Los responsables de su tratamiento, que publican los detalles en la revista ‘Cell’, hablan de remisión de la infección y todavía no quieren mencionar la palabra curación. Pero la paciente lleva más de 18 meses sin terapia antirretroviral y sin rastro del virus en su organismo cuando lo normal es que, sin terapia, el virus reaparezca a las pocas semanas.

Como en los casos anteriores, las claves de esta erradicación del VIH se deben a las células que recibió la paciente, que tuvo que someterse a un trasplante por la leucemia mieloide aguda que padecía. Estas células tienen una mutación -denominada CCR5 delta 32-, que ‘bloquea’ una de las puertas de entrada del VIH a las células que infecta, lo que proporciona una suerte de escudo frente al virus.

Ese escudo, que apenas está presente en el 1% de la población caucásica, no se descubrió en ningún laboratorio ni mediante el rastreo del ADN, sino a través de la historia de un hombre; un hombre que descubrió que era inmune al VIH.

«Era un varón homosexual que desde finales de los 70 fue viendo cómo sus parejas fallecían a causa del sida mientras que a él no le afectaba la infección«, explica Javier Martínez-Picado, investigador ICREA en el Instituto de Investigación del Sida de Barcelona (IrsiCaixa) y líder del consorcio IciStem, un grupo internacional que, desde 2014, estudia el caso de pacientes con VIH que han tenido que someterse a un trasplante de células madre debido a una enfermedad hematológica.

Stephen Crohn, descendiente del investigador que describió por primera vez la enfermedad de Crohn –Burrill B.Crohn-, entendió que en su organismo había algo que le estaba protegiendo frente al VIH y pidió que le examinaran. El estudio sacó a la luz la citada mutación que está ayudando a avanzar a la investigación contra el sida. Lamentablemente, Crohn se suicidó en 2013, posiblemente sintiéndose culpable por todos los amigos que vio morir a su alrededor sin que a él le afectara la enfermedad, tal y como contó su hermana a The New York Times.

Aplicación médica

El primer paciente que venció al VIH tras haberlo contraído fue Timothy Brown, el llamado paciente ‘Berlín’, que en 2007 recibió un trasplante para tratar la leucemia mieloide aguda que también padecía. Las células que recibió eran de un donante que, como Crohn, también presentaba esta protección natural contra el virus.

«El trasplante de Brown no fue casual. Se había identificado esta mutación protectora y, como estaba indicado y había compatibilidad, se decidió utilizarla en una intervención médica en el caso de Brown. Funcionó. Y después hemos demostrado varias veces que no fue algo anecdótico», explica Martínez-Picado.

Hace menos de un mes, este grupo hizo pública la curación del paciente ‘Düsseldorf’ que, tras someterse a un trasplante para tratar la enfermedad hematológica que padecía, lleva cuatro años sin tratamiento antirretroviral y sin rastro del virus en su organismo. Su equipo también participó en el abordaje que curó al llamado paciente ‘Londres’, Adam Castillejo.

Una mutación muy poco frecuente

Para que el escudo que proporciona la mutación CCR5 delta 32 sea efectivo, explica Martínez-Picado, el donante tiene que tener en su ADN dos copias de esta mutación, pero esta particularidad sólo está presente en el 1% de la población caucásica y es aún mucho menos frecuente en individuos de otras razas.

«En Europa hemos estudiado seis millones de donantes de progenitores hematopoyéticos y hallamos que 60.000 tienen las dos copias de la mutación», señala Martínez-Picado. «Es un porcentaje muy bajo», sobre todo teniendo en cuenta que, para que el trasplante pueda realizarse, tiene que darse también la compatibilidad de HLA.

De cualquier manera, el investigador recuerda que el objetivo no es conseguir que el trasplante de células madre se convierta en una estrategia útil para cualquier persona con VIH.

Se trata de un procedimiento con muchos riesgos que no tiene sentido realizar para tratar una infección que puede mantenerse bajo control con un tratamiento oral con antirretrovirales.

El objetivo, más bien, es lograr imitar los beneficios de este abordaje. De hecho, el equipo de Martínez-Picado está investigando el desarrollo de una terapia génica que permita modificar las células de las personas con VIH para crearles un escudo similar al que Crohn tenía de forma natural.