El incremento de enfermedades de transmisión sexual registrado en las últimas décadas las ha convertido, según la autora, en un problema de salud pública que urge atajar con formación, divulgación y campañas de prevención. Y fomentar, de nuevo, el uso del preservativo

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un problema de salud pública cada vez más preocupante, por su incremento en las dos últimas décadas y por las causas que subyacen a ese aumento, y que tienen una solución que no es compleja, pero sí pasa por el compromiso de distintos estamentos de la sociedad.

Según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto Carlos III, los casos de sífilis se han multiplicado por 7 desde 2001, y los de infecciones gonocócicas por 10; estas dos ITS, junto con la infección por VIH, son las que están mejor monitorizadas. También sabemos que en 2017 se notificaron 9.865 infecciones por chlamydia trachomatis y 414 casos de linfogranuloma venéreo.

Alicia Comunión

Esta tendencia ascendente, similar en todos los países de Europa, responde a varias causas, muchas sociales. Primero, los jóvenes actuales tienen más parejas sexuales y hay un gran desconocimiento sobre cómo se transmiten las ITS y qué enfermedades se pueden contagiar por prácticas sexuales, una información que tampoco conocen muchos profesionales sanitarios. Por ejemplo, pocas personas sabrán que un tercio de los casos de sífilis se han contraído por sexo oral sin protección.

Segundo, los jóvenes sólo identifican como infección de transmisión sexual al VIH, y están más relajados, al no haber vivido las décadas más duras de esta infección. Afortunadamente, el VIH tiene ahora tratamientos eficaces que permiten al paciente llevar una vida normal, con una esperanza de vida cercana a la de la población general. Además, gracias a esos avances, las personas con VIH tienen una carga viral indetectable en sangre, lo que hace que no transmitan la infección.

La mejora de la esperanza de vida, la desaparición de imágenes de pacientes con deterioro físico y la normalización de la infección por VIH han contribuido a la pérdida del miedo en las relaciones sexuales. De hecho, se ha dejado de usar preservativo, entre los jóvenes y los no tan jóvenes. A la relajación en las conductas sexuales, hay que sumar que contamos con una población vulnerable, de entre 15 y 18 años: jóvenes que aún no son mayores de edad, han cambiado de médico de primaria y, seguramente, necesitan de nuestros servicios, pero difícilmente van a acceder a ellos.

Los jóvenes sólo identifican al VIH como ITS, y están más relajados, al no haber vivido las décadas duras de esta infección

Llevamos ya unos años en los que las cifras de casos no dejan de aumentar, y está claro que los programas y campañas de prevención existentes hasta ahora no funcionan. Entre las posibles soluciones, están, sin duda, la educación y la formación en el afecto sexual. Las que se ofrecen en los colegios deben mejorarse, aunque aquí nos topamos en ocasiones con un problema añadido: el sexo sigue siendo un tema tabú y, en ocasiones, padres y educadores limitan esta formación.

Además, las campañas tienen que llegar a los jóvenes. Debemos usar sus canales y formatos, desde vídeos cortos hasta música con mensajes informativos y, sobre todo formativos, no amenazantes.

El sexo sigue siendo tabú y, en ocasiones, padres y educadores limitan la información en los colegios sobre estas infecciones

Todos los profesionales de la salud debemos conocer de forma actualizada las ITS que hay en nuestro medio, a quién afectan y cómo diagnosticarlas y tratarlas. Conocer que algunas de ellas, como la infección por clamidia en las mujeres, suelen ser asintomáticas y no podemos esperar a que aparezcan los síntomas para intentar diagnosticarla.

La consulta de primaria

Precisamente, la clamidia es la ITS bacteriana más frecuente en nuestro medio. Conocer que su incidencia es mayor en mujeres jóvenes hasta los 25 años es crucial para empezar a luchar en su prevención y diagnóstico precoz. De hecho, países como Reino Unido o Estados Unidos aconsejan realizar una prueba anual de detección de clamidia, porque esta infección puede producir salpingitis, embarazo ectópico y enfermedad inflamatoria pélvica, y se cree que es una de las causas de infertilidad en la mujer.

Desde atención primaria, es importante aprovechar la oportunidad de la consulta con un paciente para abordar este problema. El planteamiento idóneo sería hacer una historia clínica detallada (hábitos, vida sexual, estado de vacunación) y, con esta información, solicitar un despistaje de ITS de forma periódica. Luego hay que completar la vacunación e informar sobre los centros especializados de ITS donde pueden acudir estos jóvenes.

La realidad es que las ITS se han convertido ya en un problema de salud pública. Un esfuerzo formativo y divulgativo por parte de todos y la realización de campañas de concienciación son clave para su combate y prevención. Y hay que poner de moda otra vez el preservativo.
Alicia Comunión. Coordinadora del Grupo Español de Investigación en ETS y Sida de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

En: https://www.diariomedico.com/opiniones/columna-invitada/las-its-un-problema-de-salud-publica-que-exige-la-implicacion-de-todos.html