Por Cristina G. Lucio 

El VIH es un escapista profesional. Su habilidad para camuflarse, ocultarse y burlar al sistema inmunitario es verdaderamente formidable y una de sus principales fortalezas.

Pese a todos los logros conseguidos en estos 40 años de epidemia, la ciencia no ha podido desposeerle de esta capacidad de evasión. La terapia antirretroviral sí ha conseguido arrinconar al virus y evitar que la infección progrese, pero no logra impedir que el virus se acantone en reservorios y permanezca allí latente, esperando una oportunidad para hacerse fuerte. Por eso el tratamiento de las personas con VIH es, a día de hoy, de por vida. Porque, sin él, en unos meses la infección es capaz de repuntar.

En la búsqueda de formas de sacar al virus de sus reservorios, un equipo de la Universidad de Washington (EEUU) apunta esta semana una estrategia prometedora: usar un fármaco contra el cáncer, pembrolizumab, como arma para desenmascarar al virus latente.

Aunque todavía preliminares, los datos de efectividad de esta estrategia, cuyos detalles se publican en Science Translational Medicine, son prometedores y sugieren que el medicamento, un anticuerpo anti-PD-1 que se emplea como inmunoterapia contra el cáncer, podría ayudar a sacar al virus de su reservorio.

Los investigadores han probado la estrategia en 32 pacientes con VIH, que, además estaban pasando por un proceso oncológico.

Todos los pacientes llevaban tiempo recibiendo terapia antirretroviral y además, debido al cáncer, eran candidatos a someterse a inmunoterapia, concretamente con anticuerpos anti-PD-1, como pembrolizumab. Estos inhibidores de los puntos de control (checkpoint) contribuyen a potenciar la respuesta inmunitaria contra el cáncer. A juzgar por los resultados de este ensayo, también podrían tener un impacto positivo en el tratamiento del VIH, si bien el papel de esta estrategia deberá demostrarse en nuevos estudios.

La infusión del tratamiento inmunoterápico provocó señales en las células T que sugieren una alteración en el estado de latencia del VIH, aunque dichas alteraciones fueron modestas, señalan los autores de la investigación.

«Es un trabajo interesante pero no definitivo», apunta Javier Martínez-Picado, investigador ICREA del Instituto de Investigación del sida IrsiCaixa de Barcelona, quien señala que «la perturbación que el fármaco provoca en las medidas de VIH es muy modesta y también transitoria. Por ejemplo, el incremento en la reactivación del virus acantonado en los linfocitos tiene un incremento de 1,32 veces, lo cual es un cambio mínimo», indica.

La estrategia de usar inmunoterápicos en VIH es una línea que están siguiendo distintos grupos de investigación en todo el mundo, incluidos científicos españoles, pero todavía sin resultados concluyentes. De hecho, los propios investigadores citan trabajos previos con resultados diversos.

Por otro lado, no hay que olvidar que la inmunoterapia puede conllevar efectos secundarios serios, por lo que habría que evaluar la relación beneficio/riesgo de su uso en pacientes que, con la terapia antirretroviral, pueden hacer una vida completamente normal.

Antecedentes

Hasta ahora, la total eliminación del VIH del organismo se ha logrado únicamente mediante el trasplante de progenitores hematopoyéticos -trasplante de médula- con la mutación CCR5 Delta 32.

La eliminación se consiguió, por primera vez, en 2008, en el llamado ‘paciente Berlín’, Timothy Brown, que superó la enfermedad tras someterse a un trasplante por la leucemia que padecía.

El logro se replicó en 2016, en el denominado ‘paciente Londres’. Un equipo con participación española consiguió reproducir el éxito logrado en 2008 y, por segunda vez, logró la remisión total del VIH en un paciente que, como Brown, también debe la eliminación del virus a un trasplante de progenitores hematopoyéticos al que se sometió para combatir un linfoma. El caso de un tercer enfermo, el paciente Düsseldorf, se dio a conocer en 2020.