Por Matías A. Loew

De manera explícita, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) incluyó a las mujeres dentro los grupos de la población que, como los afro descendientes, los indígenas, los prisioneros y los migrantes, están expuestos a mayor riesgo de COVID-19 debido a barreras sociales y requieren políticas específicas de protección.

«Las mujeres están desproporcionadamente afectadas por crisis de salud y esta pandemia no ha sido diferente. Las mujeres en nuestra región enfrentan disparidad de ingresos, falta de acceso adecuado a servicios de salud y a menudo son víctimas de violencia de género», enfatizó la Dra. Carissa Etienne, directora de la OPS, durante la sesión informativa semanal que ofrecen funcionarios del organismo.

En la mayoría de los países que ofrecen estadísticas desagregadas por género, los hombres aportan la mayor proporción de víctimas. Por ejemplo, en la región, 54% de casos confirmados y 72% de muertes en República Dominicana; 56 y 69%, en Ecuador; 60 y 72%, en Perú; 58 y 69%, en México; 50 y 60%, en Argentina; 57 y 61%, en Colombia, según datos de Global Health 50/50 .

De hecho, se ha especulado que los andrógenos podrían explicar que los hombres sean más vulnerables frente a COVID-19.

Sin embargo, situaciones como el embarazo podrían aumentar la vulnerabilidad femenina por razones médicas y sociales, alertó un reciente artículo en The Lancet firmado por autores de Estados Unidos, Francia, Argentina, Honduras y Uruguay. Las mujeres también podrían ser víctimas «invisibles» de algunas de las medidas de salud públicas implementadas para contener la pandemia.[1]

En Argentina, legisladores de la Ciudad de Buenos Aires han solicitado que se declare la «emergencia de género».

«El aislamiento preventivo, social y obligatorio es importante para frenar el avance del coronavirus, pero para muchas mujeres significa vivir encerradas con su agresor. La cantidad de denuncias desde el inicio de la cuarentena aumenta, al igual que los femicidios a lo largo y ancho del país. La curva no se aplana cuando hablamos de violencia machista; es la pandemia dentro de la pandemia y, como tal, necesita políticas públicas urgentes», aseguró Laura Velasco, presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.[2]

Por otra parte, la Dra. Etienne recordó que las mujeres «representan 70% de la fuerza laboral en salud en las Américas, lo que significa que están en el frente de batalla y por ende están desproporcionadamente afectadas» por la pandemia.

En España, por ejemplo, 76% de más de 30.000 trabajadores sanitarios contagiados han sido mujeres, según un informe del Instituto de Salud Carlos III, de Madrid.[3]

Adhesión a las medidas, hidroxicloroquina y testeos

En sus palabras introductorias, la Dra. Etienne resaltó que, mientras la curva de casos se aplana o cae en otras partes del mundo, el coronavirus SARS-CoV-2 se sigue expandiendo en la región, con un incremento de 14% en los casos y las muertes respecto de la semana anterior.

«Estamos cada vez más preocupados por los pobres y otros grupos vulnerables que tienen mayor riesgo de enfermar y morir por el virus», señaló.

Por su parte, el Dr. Marcos Espinal, director de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS, señaló que las medidas de salud pública que recomienda la Organización Mundial de la Salud para enfrentar la pandemia son aplicables a todos los países, aunque admitió que en algunas áreas más pobres resulta más difícil implementarlas, como el distanciamiento social en asentamientos irregulares o favelas.

El Dr. Espinal consideró que resulta clave que las autoridades de los países bajen un mensaje «consistente y consecuente» para garantizar una mayor adhesión de la población a las medidas.

En otros tramos de la sesión informativa, los funcionarios de la OPS remarcaron que no existe evidencia actual de que medicamentos como ivermectina o hidroxicloroquina puedan ser seguros y efectivos. Y en el caso de este último fármaco, «hay una alta tasa de efectos secundarios, como problemas cardiológicos», advirtió el Dr. Espinal, quien desaconsejó su utilización fuera del contexto de ensayos clínicos.

También insistieron en que los países no deberían basar su estrategia de testeo solo en las pruebas rápidas serológicas, porque pueden tener hasta un 75% de falsos negativos, dijo el Dr. Jarbas Barbosa, subdirector de la OPS. «Es importante aumentar el acceso a las pruebas de reacción en cadena de polimerasa (PCR)» para el diagnóstico de casos y utilizar los test serológicos con otros fines, como la evaluación del porcentaje de la población que tuvo contacto con el virus, añadió.

En: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905441