Matías A. Loewy

En lugar de debatir si la vacuna contra COVID-19 debe aplicarse de manera obligatoria, hay que trabajar para asegurar que las personas que decidan aplicársela tengan acceso a esa herramienta para salvar vidas y cortar la transmisión, señaló la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

«La decisión de que sea obligatoria o no es una decisión de cada país de acuerdo con sus leyes de vacunación. En muchos países, hay obligatoriedad de vacunas para los niños. Pero creo que lo importante hoy no es discutir la obligatoriedad de la vacuna, sino discutir la obligatoriedad de tener la vacuna disponible», aseguró este miércoles 9 el Dr. Jarbas Barbosa, subdirector de la OPS, durante la sesión informativa semanal que ofrece el organismo.

En ese sentido, el Dr. Barbosa instó a fortalecer mecanismos como COVAX y convocó a países ricos y donantes para que aporten fondos necesarios para dotar de vacunas a los países más pobres.

Este lunes 7, una alta funcionaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Kate O’Brien, directora de inmunizaciones y biológicos, sostuvo que es mejor alentar y facilitar las vacunaciones «sin que sean obligatorias. No imaginamos ningún país obligando a aplicarse la vacuna», dijo.

Su colega Mark Ryan, director de emergencias del organismo, agregó: «Tenemos que convencer y persuadir a las personas y hablar con ellos sobre esto. Hay circunstancias específicas en que los Gobiernos tendrán que exigir estos requisitos de las vacunas, pero todos los que trabajamos en salud pública quisiéramos evitar que esto se convierta en un medio general para lograr que la gente se inmunice. Estaremos mucho mejor presentándole a las personas los datos, los beneficios y dejar que ellos decidan por sí mismos», Líderes mundiales, incluyendo al presidente francés Emmanuel Macron, también habían defendido esa posición. La semana pasada, el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que la vacunación en su país no sería obligatoria y que «haría todo lo posible como presidente para alentar a la gente a hacer lo correcto», según citó la BBC.

En Latinoamérica, una región donde tradicionalmente las vacunas de los calendarios oficiales de inmunización son obligatorias, funcionarios de la mayoría de los países (desde México y Panamá hasta Colombia y Argentina) también se expresaron a favor de una vacunación voluntaria para COVID-19. Un caso extremo es el del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro: el 24 de octubre tuiteó que la vacuna es solo obligatoria para Faísca (chispa), el nombre de su perro.

«Un esfuerzo tremendo»

Aunque los gobiernos y las autoridades sanitarias ven a las vacunas como la «luz al final del túnel» que permitirá contener la pandemia («estamos ansiosos porque se cuente con la disponibilidad generalizada de vacunas», dijo durante el encuentro con la prensa la Dra. Carissa Etienne, directora de la OPS), algunos temen que la resistencia o aprensión de la población afecte los niveles de cobertura y conspire contra la efectividad de esta estrategia.

El Dr. Barbosa destacó que, en cada país, es muy importante informar bien a la población, y mostrar que las vacunas contra COVID-19 son fruto de un «esfuerzo tremendo» de centenares de centros, empresas de tecnología, instituciones académicas y fabricantes de vacunas y medicamentos. Y que esas vacunas «están cumpliendo con todos los requisitos de seguridad y eficacia».

«Todos los gobiernos, como parte de sus planes nacionales de vacunación, deben tener una comunicación directa, transparente, con todos los datos, para los profesionales de salud, para las familias, para las personas, para que todos puedan hacer su decisión de tener acceso a la vacuna cuando esté disponible», señaló el Dr. Barbosa.

El funcionario añadió que la OPS estaba brindando información sobre las vacunas para las redes sociales, los medios y los profesionales de salud. «Esa es la manera en que vamos a tener una gran adhesión de la población a las vacunas, primero para salvar vidas y, segundo, para alcanzar el control de la transmisión», puntualizó.

Otros especialistas coincidieron con que convencer es mejor que imponer. El infectólogo Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, en Buenos Aires, y uno de los asesores científicos del presidente Alberto Fernández durante la pandemia, declaró este miércoles 9 a la Televisión Pública argentina que «es bueno persuadir a la gente de que es conveniente que se vacunen sobre todo los grupos vulnerables: los adultos mayores, personal de salud, seguridad y maestros. Pero queda en la voluntad de quien tiene que recibir la vacuna».

«Estoy de acuerdo en que no sea obligatoria porque es una vacuna nueva, porque no está en el calendario (de inmunizaciones) y porque, como en todos los países, no tendrá una aprobación definitiva, sino un pedido de autorización de uso vinculado a una emergencia», señaló el Dr. López.

Pero si la persuasión no alcanza y no se quiere forzar a nadie a recibir una vacuna si no quiere, una alternativa éticamente aceptable en esta emergencia de salud pública podría ser ofrecer una retribución a quienes se vacunen, ya sea con dinero o con ciertos privilegios, como el permiso de no usar mascarillas, argumentó en Journal of Medical Ethics el filósofo y bioeticista Julian Savulescu, Ph.D., director del Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics de la University of Oxford, en Oxford, Reino Unido.[1]

Si se paga a quienes se inmunizan contra COVID-19, ¿no se abre la puerta para que exijan lo mismo quienes reciben otras vacunas? No es lo mismo, respondió Savulescu a Medscape en español. «La mayoría de las vacunas tienen décadas de datos de seguridad. La gente no necesita ser pagada porque hay un riesgo mínimo. COVID-19 es diferente. Hay más incertidumbre y la gente debería ser pagada por el riesgo, así como se hace con los trabajos riesgosos en construcción», dijo.

A la fecha, según el Coronavirus Vaccine Tracker de The New York Times, hay en el mundo 14 vacunas en ensayos clínicos de fase 3, seis aprobadas para uso temprano o limitado; y 1 con aprobación completa. Para el Dr. Barbosa, durante 2021 habrá dosis suficientes de vacunas en la región para cubrir a los grupos más vulnerables, que representan un quinto del total de la población. «Vamos a ir paso por paso y, cada paso va a ser enorme», dijo.

En: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5906291