Matías A. Loewy

BUENOS AIRES, ARG. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirmó que con más de 150 candidatos a vacuna para COVID-19 en investigación, de las cuales dos decenas ya se están probando en voluntarios humanos, es fundamental elaborar una estrategia que garantice su distribución rápida y su acceso equitativo una vez que sean aprobadas, incluyendo mecanismos de precio subsidiado para los países más pobres de la región.

«Desarrollar una vacuna es solo la mitad del desafío: después de todo, ¿de qué sirve una vacuna a menos de que las personas puedan acceder a ella?», señaló la Dra. Carissa Etienne, directora de la OPS, durante su sesión informativa semanal.

La funcionaria remarcó que las medidas de salud pública, como el distanciamiento social, las restricciones de viajes y el lavado de manos mostraron ser eficaces para reducir la propagación del virus, pero añadió que se necesita planificar la llegada de nuevas herramientas «que podrían transformar nuestra respuesta a COVID-19».

La Dra. Etienne destacó el papel clave del llamado Fondo Rotatorio de la OPS para la Compra de Vacunas, un mecanismo regional mancomunado de compra y entrega de vacunas que funciona desde hace 35 años y ha sido utilizado por más de 40 países y territorios de la región para apoyar la sostenibilidad financiera de sus respectivos programas nacionales de inmunización.

Asimismo, señaló que la iniciativa COVAX, un mecanismo avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para negociar en nombre de muchos países con los productores de las vacunas candidatas más promisorias contra COVID-19, se basa en los mismos principios del Fondo Rotatorio.

La OPS está trabajando para que los estados miembros de Latinoamérica y el Caribe se unan al mecanismo COVAX a través del Fondo Rotatorio, puntualizó la Dra. Etienne.

«Actuando como bloque, los Estados Miembros de la OPS se beneficiarán de nuestra experiencia técnica, así como de nuestras décadas de experiencia consiguiendo y distribuyendo vacunas de manera rápida y eficiente. También nos aseguraremos de que el proceso sea lo más inclusivo posible mediante la asignación justa de las dosis entre los países participantes», manifestó.

La Dra, Etienne informó que la organización, junto con Gavi, la Alianza para la Vacunación y otros asociados está coordinando mecanismos para «garantizar que los países más vulnerables de la región reciban la vacuna contra COVID-19 a un precio subsidiado y asequible».

Según estimaciones en el mundo se requerirían 18.000 millones de dólares para proveer 2.000 millones de dosis de vacunas para fines del año 2021.[1]

Ensayos en marcha en las Américas

En otro tramo de sus palabras de apertura de la sesión informativa la Dra. Etienne elogió la colaboración sin precedentes entre científicos, gobiernos y asociados mundiales para desarrollar tratamientos y vacunas contra el coronavirus en un tiempo récord.

Según la base de datos de vacunas de la OMS a la fecha hay 23 ensayos clínicos en marcha con distintos candidatos a vacunas, incluyendo estudios en tres países de las Américas: Estados Unidos, Canadá y Brasil.

Estados Unidos empezó a mediados de marzo con los estudios de fase 1 de la fórmula mRNA-1273 de Moderna y los resultados alentadores fueron publicados en The New England Journal of Medicine.[2] La compañía planea comenzar los ensayos de fase 3 en 30.000 participantes a partir del 27 de julio.

En Canadá los ensayos iniciaron en Quebec el 13 del presente mes. Seis voluntarios recibieron una inyección de un candidato a vacuna de la compañía canadiense Medicago Inc., que se basa en una partícula símil-virus derivada de planta, o VLP.[3]

En tanto, en Brasil, el 20 de junio comenzó oficialmente el estudio de fase 3 de la fórmula ChAdOx1 nCoV-19 (ahora llamada AZD1222) desarrollada por la Oxford University y el laboratorio Astra Zeneca, con 5.000 participantes en Río de Janeiro, San Pablo y el noreste del país. Se basa en un vector viral no replicativo (adenovirus) que contiene el material genético para la producción de la proteína spike del SARS-CoV-2. Y también será probada en esta fase en Estados Unidos.

Además, la próxima semana se espera comenzar otro ensayo con Coronavac, una fórmula con fragmentos virales inactivados de la empresa biotecnológica china Biotech Sinovac, en aproximadamente 9.000 trabajadores de la salud brasileños en 12 ciudades del país. La compañía selló un acuerdo para transferir la tecnología que permita su producción en un instituto de San Pablo si los resultados de los estudios son positivos. Dicha fórmula candidata a vacuna también sería probada en Chile.

Mientras tanto, Pfizer anunció la realización de ensayos de fase 2b/3 en Argentina, una vez que reciba la aprobación de la autoridad regulatoria local. La fórmula para evaluar, BNT162b1, desarrollada en conjunto con la alemana BioN-Tech, se basa en una tecnología de ARN mensajero para generar inmunidad contra la proteína Spike de SARS-CoV-2. En esta fase también se va a probar en Alemania, Estados Unidos y tal vez otros países hasta llegar a 30.000 voluntarios entre 18 y 85 años.

«Es importante que Latinoamérica y el Caribe se unan a estos ensayos clínicos para que podamos participar en este esfuerzo mundial para acelerar el desarrollo de vacunas que sean seguras y efectivas para todos. Sin embargo, los países solo deberían participar si esto se hace correctamente, con la adopción de las medidas regulatorias, técnicas y éticas adecuadas», sostuvo la Dra. Etienne.

El Dr. José Luis Montes, pediatra e infectólogo, director médico de MSD Argentina y miembro del comité científico del Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología 2020-2021 comentó a Medscape en español que un requisito para probar vacunas radica en que, por la dinámica de la epidemia, haya circulación activa del virus y, por ende, población blanco que pueda contagiarse.

«Otro factor limitante es que haya gente suficientemente entrenada para hacerlo en un marco estandarizado de las buenas prácticas clínicas de investigación. Brasil y Argentina cumplen con ambos requisitos. En otros países de Latinoamérica hay algunos con una historia de experiencia en investigación clínica y otros con menos antecedentes y controles de seguridad», concluyó el Dr. Montes.

El Dr. Montes trabaja en la filial argentina de MSD (Merck & Co.), cuyo candidato a vacuna contra COVID-19 aún no está en fase clínica.
En: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905676#vp_1