Por Matías A. Loewy

BUENOS AIRES, ARG. Catorce países y territorios de las Américas ya han identificado casos de la variante delta (B.1.167.2) del virus SARS-CoV-2, aunque se trata sobre todo de contagios relacionados con viajes al exterior y no existe certeza respecto de su capacidad de desplazar a las otras variantes que circulan, informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El linaje B.1.617 del SARS-CoV-2, del cual procede el sublinaje B.1.617.2 (delta), fue reconocido en India en octubre de 2020 y detectado por primera vez en el continente americano en Estados Unidos, el 23 de febrero de 2021. A la fecha, la variante delta ha sido identificada también en Argentina, Aruba, Brasil, Canadá, Chile, Guayana Francesa, Guadalupe, Martinica, México, Puerto Rico, Barbados, Perú y San Martín, según enumeró la Dra. Carissa F. Etienne, directora de la OPS.

El impacto de delta y de las otras variantes de preocupación sobre la eficacia de las vacunas contra COVID-19 «ha sido mínimo», comentó la Dra. Etienne destacando que ningún producto es 100% efectivo, que subsiste una brecha «inaceptable» respecto de la proporción de población inmunizada (solo 1 de cada 10 personas completó el esquema en Latinoamérica y el Caribe) y que se requiere mantener las medidas de salud pública, como el distanciamiento físico y el uso de mascarillas.

Con respecto a otras variantes de preocupación, hasta ahora en las Américas 43 países y territorios han detectado la alfa (B.1.1.7); 18 países la beta (B.1.351), y 29 la gamma (P.1). Con respecto a otras variantes de preocupación, hasta ahora en las Américas 43 países y territorios han detectado la alfa (B.1.1.7); 18 países la beta (B.1.351), y 29 la gamma (P.1). En cambio, Méndez Rico aclaró que no existe algo como la variante «delta plus» y que se trata solo de «diferentes modificaciones internas dentro de la misma variante».

«Un temor fundado»

La variante delta no solo parece ser más transmisible que la alfa (20% más, según Méndez Rico), sino que también los pacientes infectados tendrían más probabilidad de requerir hospitalización «aunque la evidencia no es concluyente». Sin embargo, es incierto de qué manera podría competir con otras variantes circulantes en la región, como P.1 o la lambda (C.37), originalmente identificada en la región andina, en Perú en agosto de 2020.

La diseminación de variantes nuevas o emergentes en áreas geográficas no solo depende de su mayor transmisibilidad, sino también a factores tales como el cumplimiento de las medidas de salud pública, a posibles diferencias genéticas  (a nivel del receptor que sirve de puerta de ingreso del virus) en distintas poblaciones y también al azar, dijo a Medscape en español Darío Fernández Do Porto, Ph.D., bioinformático e investigador del Instituto de Cálculo en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

«Que la variante delta se vuelva predominante en la región es un temor fundado. Pero nadie puede predecirlo. Hace algunos meses pensábamos que, por la cercanía con Brasil, P.1 sería dominante en Argentina, pero hoy tenemos más circulación de la variante lambda», señaló Fernández Do Porto, quien también integra el Proyecto PAIS y el proyecto CABANA de vigilancia genómica latinoamericana. 

La emergencia e introducción de variantes es un fenómeno normal esperado como parte del proceso de evolución y adaptación del virus al humano, y eso ha venido ocurriendo a nivel global desde los primeros meses de la pandemia, puntualizó el virólogo Méndez Rico.

«Por supuesto, existe el riesgo de que la variante delta y otras se dispersen y se vuelvan predominantes, pero las medidas de control de salud pública para cualquier variante siguen siendo las mismas. Así que a eso nos debemos enfocar», enfatizó.

Algunos países de la región tomaron resguardos adicionales. Por ejemplo, Argentina a la par de la aceleración del proceso de vacunación (hasta el momento 8,8% de su población cuenta con un esquema completo) ha limitado el ingreso de viajeros desde el exterior a solo 600 diarios. «El ingreso de la variante delta podría arruinar todo un proceso de vacunación», justificó la directora de Migraciones, Florencia Carignano.[1]

«La única solución es vacunar a todo el mundo, pero, en el medio, hay que tomar medidas que tal vez no son los más agradables», consideró Fernández Do Porto.

Para el Dr. Ciro Ugarte, director del Departamento de Emergencias Sanitarias de la OPS, restringir los ingresos es una medida que los países pueden tomar en función de su propia valoración y nivel de tolerancia al riesgo, «según la capacidad de los sistemas de salud para la detección temprana de casos, aislamiento de sospechosos, aislamiento de contactos y disponibilidad de camas de hospitalización y unidades de cuidados intensivos».

Sin embargo, el Dr. Ugarte recordó que limitar o cerrar las fronteras «no es una garantía de que el virus no ingrese. El reto es tomar todas las medidas para la detección de las variantes dentro de los países».

En: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5907305