Por Kathleen Doheny

Como sacerdote episcopal, el padre Robert Pace, de Fort Worth, Estados Unidos, está acostumbrado a poner a otros en primer lugar y prestar ayuda. Así que cuando el neumólogo que lo ayudó a través de su calvario con COVID-19 le preguntó si le gustaría donar sangre para ayudar a otros pacientes, no titubeó.

«Dije: ‘Desde luego'», recuerda Pace, de 53 años, para quien la idea fue muy atractiva. Durante su vía crucis con COVID-19 en marzo, pasó 3 días en el hospital, aislado y con líquidos intravenosos y oxígeno. Tuvo disnea, con una frecuencia cardiaca más rápida que la habitual.

Padre Robert Pace

Ahora, restablecido del todo, su sangre era un bien valioso, rica en anticuerpos que podría salvar vidas.

Mientras investigadores luchan por evaluar fármacos para combatir COVID-19, otros recurren a un tratamiento antiguo. Están recolectando la sangre de sobrevivientes y administrándola a pacientes en medio de una infección grave, tratamiento conocido como terapia con plasma de convaleciente.

Los médicos dicen que el tratamiento probablemente servirá de puente hasta que se cuente con otros fármacos y una vacuna.

Aunque la Food and Drug Administration (FDA ) considera el tratamiento en fase de investigación, a finales de marzo facilitó el acceso al mismo. Los pacientes pueden obtenerlo como parte de un estudio clínico o a través de un programa de acceso expandido vigilado por hospitales o universidades. Un médico también puede solicitar permiso para utilizar el tratamiento para un solo paciente.

«Se considera una necesidad urgente compasiva», señala el Dr. John Burk, neumólogo del Texas Health Harris Methodist Hospital, en Fort Worth, Estados Unidos, quien trató a Pace. «Es una forma de llevarlo a la cabecera del enfermo». Y la aprobación puede ocurrir con rapidez. El Dr. Burk comenta que obtuvo una de la FDA apenas 20 minutos después de solicitarla para un paciente grave.

Cómo funciona

La premisa en la que se basa su funcionamiento es muy simple, dice el Dr. Michael Joyner, profesor de anestesiología en la Mayo Clinic, en Rochester, Estados Unidos. «Cuando una persona se restablece y ya no tiene síntomas se pueden obtener esos anticuerpos de su sangre y administrarlos a alguien más; cabe esperar que esto modifique el curso de su enfermedad». El Dr. Joyner es el principal investigador del estudio de la FDA de Acceso Expandido a Plasma de Convaleciente para Tratamiento de Pacientes con COVID-19; ya se han registrado 1.000 sitios.

La terapia con plasma de convaleciente se ha utilizado para combatir muchos otros virus, incluyendo síndrome respiratorio agudo severoinfluenza aviar, influenza A H1N1, y durante la pandemia de influenza de 1918. El Dr. Joyner dice que los datos más sólidos para la misma provienen de la década de 1950, cuando se utilizó para tratar una enfermedad transmitida por roedores, llamada fiebre hemorrágica argentina. El empleo de tratamiento con plasma de convaleciente para esta infección redujo la tasa de mortalidad desde casi 43% antes de que el tratamiento se volviera frecuente a finales de la década de 1950 hasta cerca de 3% después de que se utilizó ampliamente, según mostró un estudio.[1]

Los datos sobre el tratamiento con plasma de convaleciente específicamente para COVID-19 son limitados. Investigadores chinos informaron de cinco pacientes muy graves, todos en ventilación mecánica tratados con plasma de convaleciente después de que habían recibido fármacos antivirales y antiinflamatorios. Tres pudieron salir del hospital después de 51 – 55 días, y dos se encontraban en un estado estable en el hospital 37 días después de la transfusión.

En otro estudio de 10 pacientes muy graves, los síntomas desaparecieron o mejoraron en los 10 al cabo de 1 a 3 días después de la transfusión. En dos de los tres que recibieron ventilación mecánica se suspendió gradualmente el uso del respirador y en cambio se les administró oxígeno. Ninguno falleció.

Los investigadores chinos también informaron tres casos de pacientes con COVID-19 que recibieron terapia con plasma de convaleciente y tuvieron restablecimiento satisfactorio.[2]

Los investigadores que analizaron el registro de seguimiento del tratamiento con plasma de convaleciente por otros trastornos recientemente concluyeron que el tratamiento no parece ocasionar efectos secundarios graves, y debería estudiarse para COVID-19.[3,4]

Aunque la información sobre los efectos secundarios específicos de este tratamiento está evolucionando, el Dr. Joyner señala que son muy escasos.

De acuerdo con la FDA, pueden presentarse reacciones alérgicas a los tratamientos con plasma. Puesto que el tratamiento para COVID-19 es nuevo, se desconoce si los pacientes podrían tener otro tipo de reacciones.

¿Quién puede donar?

Los funcionarios de bancos de sangre e investigadores que dirigen programas de plasma de convaleciente indican que el deseo de ayudar es generalizado, y que han recibido gran número de ofertas para donar. Pero los requisitos son estrictos.

Los donadores deben tener datos de infección de COVID-19 documentada de diversas maneras, como una prueba diagnóstica, un frotis nasal o una prueba de sangre que muestre anticuerpos. Y deben estar asintomáticos durante 14 días con los resultados de la prueba, o 28 días sin el mismo.

El tratamiento consiste en recolectar plasma, no sangre completa. El plasma, la parte líquida de la sangre, ayuda a la coagulación y respalda la inmunidad. Durante la recolección la sangre de un donador se pasa a través de un aparato que recoge únicamente el plasma y envía los eritrocitos y las plaquetas de nuevo al donador.

Estudios clínicos

Los requisitos son más estrictos para los donantes que quieren participar en un estudio clínico formal más que en un programa de acceso expandido. Por ejemplo, en un estudio clínico aleatorizado que se está realizando en la Stony Brook University deben tener niveles de anticuerpo más altos que los requeridos por la FDA, destaca el director del estudio, Dr. Elliott Bennett-Guerrero, director médico de calidad perioperatoria y seguridad del paciente, y profesor en la Renaissance School of Medicine.

Julia Sabia Motley y Sean Motley se restablecieron de COVID-19 y esperan donar su sangre para ayudar a otros pacientes

Espera reclutar a 500 pacientes de la zona de Long Island, en Nueva York. Si bien en los ensayos clínicos por lo general se establece una distribución de 50 – 50, en que la mitad de los sujetos obtiene tratamiento y la mitad un placebo, el estudio del Dr. Bennett-Guerrero proporcionará a 80% de los pacientes plasma de convaleciente, y a 20% plasma estándar.

Julia Sabia Motley, de 57 años, de Merrick, Estados Unidos, espera convertirse en donadora para el estudio de Stony Brook. Ella y su esposo, Sean Motley, de 59 años, resultaron positivos en las pruebas a finales de marzo. Tiene que pasar otra prueba para poder ingresar al estudio. Su esposo también planea tratar de donar. «Finalmente puedo hacer algo», dice Sabie Motley. Su hijo está en el programa M. D. – Ph. D. de Stony Brook y le comentó sobre el estudio.

Persisten muchas interrogantes

El tratamiento de COVID-19 está en fase incipiente. El Dr. Burk ha dado el plasma de convaleciente a dos pacientes. Uno se está recuperando en su domicilio, y el otro en un respirador, pero mejorando.

Aproximadamente 200 pacientes a nivel nacional en Estados Unidos han recibido el tratamiento, indica el Dr. Joyner. Espera que los suministros de sangre aumenten a medida que más personas sean elegibles para donar.

Persisten las interrogantes sobre cuán eficaz será el tratamiento con plasma de convaleciente. Aunque los expertos saben que los anticuerpos contra COVID-19 «pueden ser útiles para combatir el virus, no sabemos cuánto tiempo permanecerían en el plasma», agrega el Dr. Bennett-Guerrero.

Tampoco los médicos saben en quién podría funcionar mejor el tratamiento, aparte de las personas con una enfermedad grave o potencialmente letal. Cuando se ha utilizado para otras infecciones, por lo general se administra en las primeras etapas después de que una persona presenta síntomas, señala el Dr. Joyner.

El especialista también afirma que ve el tratamiento como una solución provisional «hasta que se disponga de anticuerpos concentrados». Varias compañías farmacéuticas trabajan para recuperar anticuerpos de donadores y hacer fármacos con anticuerpo concentrado.

«Típicamente pensaríamos que el plasma de convaleciente podría ser un puente útil hasta que se disponga de tratamientos que sean inocuos y eficaces, y que puedan producirse a nivel masivo como una vacuna o un fármaco», puntualiza el Dr. Bennett-Guerrero.

Aun así, añade que no cree tener problema para atraer a donantes, y que contará con donantes repetidos ansiosos por ayudar.

Más información para potenciales donantes

Los bancos de sangre, la Cruz Roja estadounidense y otros centros que intervienen en el tratamiento con plasma de convaleciente han publicado información en internet para donadores potenciales. Las personas que no cumplen con los requisitos para las donaciones de plasma para COVID-19 son bienvenidas para donar sangre en forma regular si cumplen esos criterios.[6]

De acuerdo con la FDA, una donación podría ayudar a salvar las vidas de hasta cuatro pacientes con COVID-19.

El padre Pace ya está planeando otra visita al banco de sangre. Para pasar el tiempo, la última vez rezó por la persona que finalmente obtendría su sangre.


En: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905369