El brote de COVID-19 plantea desafíos sin precedentes para la salud mundial. El nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, comparte una identidad de secuencia alta con el SARS-CoV y un coronavirus murciélago RaTG132. Mientras que los murciélagos pueden ser el huésped reservorio de varios coronavirus si el SARS-CoV-2 tiene otros huéspedes sigue siendo ambiguo. En un estudio publicado en la revista Nature, un coronavirus aislado de un pangolín malayo mostró una identidad de aminoácidos del 100%, 98,6%, 97,8% y 90,7% con SARS-CoV-2 en los genes E, M, N y S, respectivamente. En particular, el dominio de unión al receptor dentro de la proteína S del Pangolin-CoV es prácticamente idéntico al del SARS-CoV-2, con una diferencia de aminoácidos no crítica. Los resultados del análisis genómico comparativo sugieren que el SARS-CoV-2 podría haberse originado a partir de la recombinación de un virus similar a Pangolin-CoV con un virus similar a Bat-CoV-RaTG13. El Pangolin-CoV se detectó en 17 de 25 pangolines malaya analizados. Los pangolines infectados mostraron signos clínicos y cambios histológicos, y los anticuerpos circulantes contra Pangolin-CoV reaccionaron con la proteína S del SARS-CoV-2. El aislamiento de un coronavirus que está altamente relacionado con el SARS-CoV-2 en los pangolines sugiere que tienen el potencial de actuar como el huésped intermedio del SARS-CoV-2. El coronavirus recientemente identificado en el mamífero más traficado en el mundo y podría representar una amenaza futura para la salud pública si el comercio de vida silvestre no se controla de manera efectiva.